Obviamente, estamos en Navidad.
Cualquier persona lo sabe, aunque viniera del futuro lo sabría.
Adornos en todas partes, arbolitos decorados, sonrisas, juguetes, las
tiendas de electrónica a rebosar, lucecitas por doquier, cuñados
que se abrazan, suegras y yernas igual... Es una enfermedad.
Días 24, 25 y 31 de Diciembre, y 1, 5
y 6 de Enero. La familia se reúne, los amigos de siempre, algunos
viajan, todos se emborrachan, se cantan villancicos desafinados, se
come hasta rebosar y, no sé, hay que ser feliz porque ES NAVIDAD. Y
punto. Y no valen excusas. No vale “es que me ha bajado la regla”,
“es que me duele la muela”, “es que he suspendido cuatro”,
“es que me agobian las aglomeraciones”, “es que soy ecologista
y me pone de mala leche tanto gasto”, “es que mi novio/a me ha
dejado”, “es que mi gato se ha muerto”... no. No vale. Es
Navidad y tienes que ser feliz porque así se ha dicho y así será.
Siempre. Sin excepciones.
Ahora mismo, quienes adoren la Navidad,
estarán pensando que soy el Grinch, como siempre. Pero no. A mí la
Navidad, en cierta parte, me gusta. Como jamón y gambas -que durante
el resto del año no suelo hacerlo-, recibo regalos -que suelen ser
jodidamente buenos-, las caras de los niños en la cabalgata de Reyes
me enamoran, la gente suele estar más tratable y, por supuesto,
tengo unas pequeñas vacaciones en la época del año que más me
gusta. Pero no todo pueden ser cosas buenas. No me gustan los
polvorones, no me gusta la “alegría fingida”, no me gustan las
aglomeraciones para comprar en cualquier sitio, no me gusta la
importancia que se le da a Fin de Año y, este año, me duele la
muela.
A grandes rasgos, la Navidad no me
gusta, y esto hace que me encuentre con esos personajes que parecen
duendecillos mágicos para los que todo es alegría y festividad en
estos días, y para los que yo soy un ser malvado y despiadado que
sólo quiere arruinarles las fechas. No, señores. Soy una persona
con personalidad propia y que expresa libremente sus ideas. No estoy
ahí, en cada publicación de Facebook, en cada Tweet de Twitter,
esperando agazapada para saltar y deciros que estáis equivocados
porque os gusten estas fechas. No. De hecho, no estáis equivocados,
vuestros motivos tendréis. Hay personas a las que unas lucecitas les
dan alegría, las que en estas fechas tienen la cara iluminada porque
les encanta, que se les llena la boca de buenas intenciones y
propósitos de año nuevo... pero si después, en Febrero, ya se os
ha olvidado todo, habéis vuelto a fumar, a maldecir a los de al
lado, a pasar del gimnasio, y seguís siendo las mismas personas que
antes de Navidad, ya lo dejáis para las siguientes, que otro año
será.
Voy a hacer especial hincapié en Fin
de Año. He leído muchísimas cosas del tema este año y me quedo
con una para rebatirlo: “Las fechas son especiales, y fin de año
lo es”. ¿Para quién es especial? ¿Por qué obligáis a todos a
sentir una fecha como especial? ¿Mi cumpleaños es especial para
vosotros? ¿El día que conocí a mi pareja es especial para
vosotros? ¿Los días que adopté a mis perros son especiales para
vosotros? No, ¿verdad? Entonces, ¿por qué Fin de Año tiene que
ser especial?
Para mí, Fin de Año es un día más,
al que le tengo bastante tirria y en el que todos los tontos pican.
Los tíos se ponen el traje de chaqueta de todas las bodas, bautizos
y comuniones. Las tías se llevan mucho tiempo buscando el vestido
“perfecto” -que a algunas les daba yo un espejo porque creo que
no se miraron bien-. Salen todos a emborracharse, pagando un dineral
por alcohol de garrafón, haciendo lo que hacen todos los fines de
semana, pero vestidos de boda. Después, medio arrastrándose, van a
comprar churros, unos comen, otros vomitan, se van a casa y duermen
la mona. Y ya dejan de pensar en propósitos y empiezan a pensar qué
hicieron anoche, porque no se acuerdan de nada. Que cada cual se
divierta como quiera, pero yo, me quedo en casa.
P.D.1: Nos conocemos, y sé que alguien
me vendrá a decir que sale y no se arregla más de la cuenta o no se
emborracha o lo que pamplinas sea. Que sí, que lo sé, pero aquí
hablo de la mayoría, y sabéis que es así. No os sentencio por
salir en fin de año, me caéis igual de bien.
P.D.2: Que conste que mi suegra y mis
cuñadas me caen de lujo, así que si las abrazo y todo esto en
Navidad, es porque también lo hago el resto del año, que las quiero
con locura a las tres ♥.
Alegre, alegre, alegre.
La vida es solo un sueño.
Querida Kuassiun, creo que no es necesario que en todos los posts pongas un posdata o comentario defensivo de "hablo de la mayoría, no me toquéis los cojones" xD Nos queda claro, y si a alguien no le queda claro y te comenta en plan destroyer, le fusilas en los comentarios, que es más divertido que una advertencia sin consecuencias =P
ResponderEliminarLas navidades son, como todas, una época que es especial en función de quién las viva.
De todas maneras, yo he llegado a la conclusión de que a menudo las personas necesitan una época de sentirse felices, esperanzados y llenos de buenos deseos... aunque no sean capaces de mantenerlos después. Parte de sus procesos mentales.
Por cierto, ¡esta vez no hemos tenido "alegre, alegre, alegre"!
Besos ^^
Se me olvidó la alegría, voy a ponerla xD
EliminarPor cierto, no sé si lo sabes ni si eres consciente, pero el ...~ que tienes en tu perfil, en morse es la letra V ñ_ñ
ResponderEliminar¡No lo sabía! Pero ahí se va a quedar. ¡V de Victoria!
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